En Navalvillar de Pela, se vive todo el año por y para su santo patrón: San Antón Abad, celebrado el 17 de enero. En esta localidad de casi 5.000 habitantes, situada al este de la comarca de Las Vegas Altas junto a La Siberia, ser sanantoneroes casi un modo de vida; no se puede ser peleño sin ser sanantonero.

Entorno a este sentimiento y a su celebración giran toda una serie de rituales festivos que culminan conLa Encamisá, fiesta declarada de Interés Turístico Regional, y que con el paso de los años, en lugar de irse aplacando su esencia, al contrario, se va reforzando. No así muchas de las tradiciones que lleva aparejada, como es la elaboración de biñuelos y el tejido de las mantas guapas.

Llegamos a la Casa del Santo, a través de estrechas y empinadas callejuelas, atraídos por el olor a biñuelo recién hecho, caliente aún tras salir del aceite. Son miles de biñuelos los que Paca Muñoz, Filo Ramos y Estefanía Asensio preparan a destajo por encargo de la Cofradía de San Antón.

Remangadas y ataviadas con delantales nos cuentan sin levantar casi la mirada de la tarea, que lo primero es hacer la masa. A los 5 litros de aceite se le añaden dos y medio de agua, un poco de azúcar, un buen chorreón de aguardiente y harina la que vaya admitiendo. Toda la mezcla se desliza entre los dedos de estas dulceras amasando con energía pero con mimo, la masa debe quedar blanda.No pueden olvidarse de añadir un poco de anís y canela en rama en el agua para darle el gusto peleño a estos manjares.

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Lo siguiente es extender la masa con el rodillo y cortarlo a tiras de unos dos o tres centímetros de ancho, se enrollan en canutos hechos de caña y se fríen en aceite bien caliente hasta que se ponen doraditos. El secreto del sabor está, dicen, en el aceite que siempre debe ser de oliva y de la cosecha del año anterior, procedente de alguna de las muchas almazaras existentes en Pela, una localidad eminentemente olivarera. Así, los biñuelos o buñuelos como se denominan en otros pueblos cercanos, se irán desprendiendo de la caña y la primera parte de su elaboración habrá terminado.

Cada familia cocina los biñuelos en su casa, ayudados por los vecinos, pero es aquí donde se gesta el suculento dulce que se dará a los visitantes que, la noche del 16 de enero, asisten a presenciar y participar de La Encamisá.

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Ingredientes:

1 litro y medio de aceite, 3/4 litro de agua, un poquito de sal y de azú-
car y 2 kg. y medio de harina aproximadamente. Miel, canela en
rama y aguardiente de buena calidad.

Modo de hacerlo:

Unir el aceite, el agua templada (en la que previamente se ha cocido la canela en rama y el aguardiente), la sal y el azúcar. Incorporar la harina poco a poco y formar la masa. Se coge un poco, se estira con el rodillo, se cortan tiras de 2 a 3 cm. de anchas, se enrollan en canutos de caña y se fríen hasta que estén dorados. Se cuece la miel hasta que suba tres veces, se aparta del fuego y se echa aguardiente. Se pone otra vez al fuego y se pasan los buñuelos, sacándolos rápidamente.

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Texto: Soledad Gómez | Fotografía: Álvaro Fdez. Prieto. 2012
Agradecimientos: Paca Muñoz, Filo Ramos, Estefanía Asensio